domingo, 7 de febrero de 2010

La botella sin abrir

C: Tengo una botella de vino de tu tierra que me gustaría tomarme como a medianoche ¿Me prestas un sacacorchos?

A: Perdón que no te contesté antes, pero justo este fin de semana estoy con mi hijo y no vi el mensaje hasta recién, pero si todavía tienes la botella sin abrir te puedo prestar el sacacorchos el viernes que viene, ¿qué te parece?

C: Gracias por responder. La botella está intacta, así que el próximo viernes me parece perfecto. Ese día tengo una reunión académica a las 7, entonces, si te va bien, tú y el preciado sacacorchos pueden llegar al sótano en el que vivo a la hora que te quede mejor después de las 11.30 p.m.

A: Así será. Seguimos en contacto.

El pactado viernes llegó y C estaba en casa a las 10.30 p.m. Se perfumó el cabello, se cambió la blusa, se puso rímel en las pestañas, color en los labios, sacó la botella y dos vasos (porque no tiene copas), escuchó música, se tomó una cerveza, vio una película, se tomó otra cerveza, vio otra película, se quitó el maquillaje, guardó el vino, limpió la mesa, se puso la pijama y se fue a dormir. No ha recibido ningún correo electrónico nuevo y, sin embargo, ya entendió el mensaje.